miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA ELABORACIÓN Y ALMACENAMIENTO DEL ACEITE DE OLIVA EN EL SIGLO XVIII

Diversos textos del siglo XVIII, algunos de ellos inéditos, describen la forma de almacenar y prensar las olivas así como la conservación del aceite en el Bajo Aragón en la Edad moderna. La descripción de los métodos, técnicas y espacios utilizados presentan claras similitudes tanto con restos arqueológicos de época íbero-romana como con almazaras y bodegas tradicionales, lo que implica unas formas de producción del aceite sin apenas cambios durante casi dos milenios.  


Vista general de la prensa de viga del siglo XVIII de la almazara de Jaganta (Castellote, Teruel)


Un cultivo antiguo

El cultivo del olivo para la obtención de aceite en el territorio del Bajo Aragón está bien documentado desde, al menos, época romana.

Escena de de producción de aceite de oliva en una almazara de época romana

En los siglos III y IV de nuestra era se fecha la gran explotación agrícola de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén (Teruel) en la que se documentan, junto a una rica villa tardo-romana adornada con pasillos porticados y lujosos mosaicos, una gran explotación fabril con nada menos que cinco prensas de viga de unos 12 metros de longitud, dos muelas olearias y grandes depósitos de almacenaje de líquidos lo que indica una producción de aceite (y quizás también vino) a gran escala. http://museo.deteruel.es/DPT/museoprovincial/home.nsf/documento/loma



Reconstrucción téorica de una prensa de viga en la villa romana de La loma del Regadío de Urrea de Gaén (Teruel)

Posiblemente el cultivo del olivo debió mantenerse en el Bajo Aragón sin grandes cambios, en lo que respecta a la producción, a lo largo de la Edad media. Sin embargo, a partir de la Edad moderna este cultivo y la producción de aceite experimentan un progresivo crecimiento prácticamente ininterrumpido hasta nuestros días. Una de las épocas de mayor impacto económico tuvo lugar durante los siglos XVIII y XIX.


Grabado que representa el trabajo de extracción del aceite en una almazara del siglo XVII

En 1798 el historiador Ignacio de Asso, al referirse al extenso partido de Alcañiz, afirmaba que “el aceite constituye la mayor riqueza de este país” (Asso 1798, 96) y calculaba la producción de toda la Tierra Baja en la importante cifra de 600.000 arrobas.

 
Aspecto de un olivar ocupando el fondo de una val en las inmediaciones de Alcañiz (Teruel)

  
El almacenamiento de la oliva y la calidad del aceite

El propio Ignacio de Asso, en su importante obra sobre la economía de Aragón en el siglo XVIII, aporta interesantes datos y detalles sobre la forma de tratar y almacenar las aceitunas tras la recolección lo que, a su juicio, perjudicaba la calidad del aceite:

 
Imagen de la recogida tradicional de la oliva en el Bajo Aragón


“La mayor parte de los olivos, que en ella (la Tierra Baja) se cultivan, es de la clase de los empeltres, y por consiguiente producen un aceite de superior calidad, cuando se logra moler la aceituna recién cogida: mas esto es muy difícil conseguirlo en grandes partidas, porque siendo crecidísima la cosecha de aceituna, y el número de prensas no correspondiente a su abundancia, es forzoso dejar el fruto en los algorines (trujales o depósitos), esperando el turno por espacio de 8, ó 9 meses. Los naturales acostumbran apisonar bien la oliva en los algorines para impedir el ingreso del aire, creyendo que con este medio se conserva mejor la oliva, y que rinde mas aceite la que tarda en molerse; mas en esto proceden con equivocación notoria, porque conteniendo la oliva principios inflamables, es imposible evitar la fermentación, y que esta vicie la calidad del aceite, como lo acredita la experiencia en el que se extrae de la aceituna, que permanece oprimida algunos meses. Por otra parte el fruto puesto en el fondo del algorín, que sufre la presión del superior, contiene en igual espacio mayor cantidad de pasta, y como éste es precisamente el que se muele el último, creen muchos erradamente, que produce más aceite, no reflexionando, que es efecto de entrar mayor porción de pasta en la medida”. (Asso 1798,103)
 
Olivas tras la recolección



La molienda de la oliva

El historiador bajoaragonés Mosén Evaristo Cólera (1772-1837) describe con detalle, en sus manuscritos inéditos, el procedimiento de la molienda de la oliva en el Bajo Aragón  a finales del siglo XVIII:

"Llegada la vez, las llevan (las olivas) al molino. Las cuentan por moladas, medida que suele ser de carga y media poco más o menos. Y después, las muelen con ruejos, bien movidos por caballerías, bien por agua. Luego ponen aquella pasta en la prensa y echándole agua caliente la aprietan y se destila el aceite en la pila inferior. Este método no es para hablarse, porque está ya bien sabido por todo el Reino. Aunque comúnmente se tiene por más ventajosa la prensa de rincón, yo pienso que en todo el partido no hay ninguna de esta especie. Pues todas son de romana, como dicen, o contrapeso…Aunque en la prensa de rincón se puede apretar más la pasta y sacar más aceite, yo entiendo que ésta será mejor para particulares, porque en molino público no la apretarían lo posible. Con estas otras para todo el mundo se aprieta igualmente, porque no prensan fuerzas humanas, sino el peso de la libra…"


Vista general del husillo y el contrapeso de la prensa de viga de Jaganta (Teruel)


El almacenamiento del aceite

De nuevo Mosén Evaristo Cólera detalla interesantes aspectos sobre la conservación del aceite en el Bajo Aragón a finales del siglo XVIII:
  

Bodega tradicional con tinajas de almacenamiento de aceite, vino o agua

El común modo de guardar el aceite en todos los pueblos de la Tierra Baja es ponerlo en tinajas en las bodegas…se suelen poner alrededor de la pared, en un banco que está también alrededor de ella. Después suelen tener de ordinario estas bodegas un pequeño declive o plano inclinado y bien limpio hasta el medio, en donde suele haber dos o tres tinajas debajo de tierra, para que en caso que se quiebre alguna venga por aquella inclinación a caer el aceite en las del medio. Pues por mil accidentes pueden romperse las tinajas, bien dando algún golpe, bien cayéndoles algún trozo de techo, bien por otra causa. Porque el aceite se mantenga limpio, no cayéndole mota alguna o tierra, tiene cada tinaja un tapador de madera o quizá del barro de quien ellas están hechas. Suelen ser grandes las tinajas, de veinte cántaros poco más o menos y fabricadas en Calanda, en donde ya dijimos que las hacían muy buenas y se distribuían por todo el Reino. El barro de este pueblo es muy acomodado para fabricarlas y como ya de inmemorial se hacen allí, tienen grande habilidad los que las trabajan para darle una acomodada hechura y punto del fuego, para que no se trasminen ni comuniquen su mal sabor a los licores que en ellas se pongan…"
 
Una tinaja enterrada en el centro de la bodega recoge los líquidos derramados

"Este método de conservar el aceite en tinajas es lo más común y más barato, pero se usan también bodegas con pilas ordenadas y bien cubiertas…Este licor se conserva mucho sin corromperse ni trastornarse y por toda esta tierra es de tan excelente calidad…ya he dicho que si tenía algún vicio provenía regularmente en el descuido de los que lo molían y manejaban.”


Representación del trabajo de extracción del aceite en  una almazara tradicional

Conclusiones

En relación con la producción de aceite de oliva en el territorio del Bajo Aragón cabe destacar que tanto las fuentes documentales como los restos arqueológicos y los estudios etnológicos indican el uso de unos métodos de recolección, almacenamiento, moltura de la oliva y conservación del aceite sin apenas cambios importantes desde época romana hasta los inicios del siglo XX.



Vista parcial del almacén excavado en el yacimiento íbero romano de El Palao de Alcañiz


Bibliografía

Asso, I. 1798: Historia de la Economía política de Aragón. Zaragoza. Reed. 1983, Ed. Guara, Zaragoza.
Colera, E. : "Rectificacion de los artículos de los pueblos y casas notables del partido de Alcañiz publicados por el Diccionario Geográfico Universal y Adiciones de los omitidos". Manuscrito inédito, P.P.Escolapios, Alcañiz.
Sobre el hallazgo del almacén del yacimiento de El Palao de Alcañiz véase el siguiente enlace:
http://historiasdelbajoaragon.blogspot.com.es/2012/07/descubierto-un-nuevo-almacen-en-el.html



lunes, 5 de noviembre de 2012

LOS ASOMBROSOS MILAGROS DE LA VIRGEN DEL PILAR EN ALCAÑIZ (TERUEL)

A lo largo del siglo XVII se documentan en España numerosos milagros atribuidos a la Virgen del Pilar cuya difusión coincide, curiosamente, con el proyecto y construcción del nuevo y enorme templo barroco dedicado a esa Virgen en Zaragoza. En la documentación de la época, además del famoso y espectacular milagro de Calanda, se describen otros dos sorprendentes y poco conocidos milagros ocurridos en Alcañiz.


Dibujo de la capilla del Pilar de Alcañiz en 1898 que aparece en el libro "Mesa revuelta" de E.J. Taboada


Primeras noticias sobre los milagros de Alcañiz
Las noticias más antiguas que conocemos sobre los Milagros de la Virgen del Pilar en Alcañiz datan de 1680 y proceden de la obra “Compendio de Milagros de Nuestra Señora de la Virgen del Pilar”  escrita por el canónigo de Zaragoza José Félix de Amada (De Amada 1680, 175 y 184). En esta obra se describen un total de 60 milagros de los cuales se refieren a Alcañiz los números IV y VIII y a Calanda el XXXXIV. Anteriormente a esta obra se publicaron otros libros sobre la Virgen del Pilar y sus milagros en los que se menciona el Milagro de Calanda sucedido en 1640 (De Fuertes 1654) pero ninguno de Alcañiz  (Murillo 1616).

Portada del libro de Félix de Amada sobre los milagros de la Virgen del Pilar editado en 1680

Los dos milagros de la Virgen del Pilar en Alcañiz
El Padre Amada refiere dos curiosos milagros obrados en Alcañiz por intercesión de la Virgen del Pilar sucedidos en distintas épocas: uno a principios del siglo XII y otro a mediados del siglo XVII. Su descripción abreviada es la siguiente:

Milagro IV
El primer milagro de la Virgen del Pilar en Alcañiz  tuvo lugar,  según el Padre Amada,   hacia 1120 (“recién ganada Zaragoza de los moros”).  La leyenda cuenta que los moros de Alcañiz  cautivaron a un joven cristiano de Zaragoza, hijo y “único consuelo” de una pobre viuda muy devota de la Virgen del Pilar, al que maltrataban y atormentaban constantemente.

Reo encadenado. Dibujo de Francisco de Goya, 1815.

Una noche el joven cautivo, desesperado por su sufrimiento, llamó a la Virgen del Pilar “suplicándole se dignase sacarlo de tan prolongada muerte”.  Tras caer rendido por el sueño el joven “oyó que una hermosa Señora, franqueando las puertas a la prisión, le dijo: Recoge hijo la cadena, y ven conmigo”. El joven obedeció, y siguiendo a su libertadora, “a pocos pasos se halló fuera de la Villa”, con la que caminó hasta el amanecer en dirección a Zaragoza llegando a una masada que entonces se llamaba “Mas de Bernat”. Los moros al percatarse de la huida del cautivo lo siguieron a caballo hasta alcanzarlo. El joven, al ver a los enfurecidos jinetes acercarse, dijo a la Señora: “Oh pecador de mí. Aquí vienen los Moros, que me matarán” y ella le contestó “Hijo no tengas miedo… y cubriéndolo con una punta de su manto, quedaron invisibles a los Moros”. Al día siguiente, al amanecer, la Virgen puso al joven, “que todavía tenía aprisionada la cadena a la garganta”, a la puerta de su casa y llamó a la madre para que lo recibiera.  Madre e hijo, atónitos por el prodigio, se abrazaron y lloraron y en agradecimiento por el favor concedido  fueron de rodillas hasta el Santuario de la Virgen en Zaragoza y depositaron frente a su imagen la cadena en memoria del Milagro.

Milagro VIII
Un individuo llamado Pedro de Sadón fue condenado a la horca por un hurto en la ciudad de Alcañiz (“entonces villa”). Hallándose al pie del patíbulo, que se encontraba junto al puente y la puerta de la muralla en el inicio de la actual calle Mayor, el ajusticiado pidió al verdugo que lo volviese de cara a la Virgen del Pilar de Zaragoza de la que era muy devoto. El verdugo aceptó la petición y el reo, de rodillas en el suelo, suplicó a la Virgen del Pilar que tuviera misericordia de su alma y de su vida.

Duro es el paso! . Desastres de la Guerra, 1863. Grabado de Goya con escena de ahorcamiento.

Sucedió a continuación el segundo Milagro de Alcañiz cuya descripción, que transcribimos literalmente, no tiene desperdicio: tras la oración “se ejecutó la sentencia estando suspendido del patíbulo por espacio de dos credos, teniéndolo los circunstantes por muerto; cuando a vista de todos, sin embargo de tener las manos atadas, las levantó, y muy concertadamente, se santiguó con la derecha, y después, con estar en el aire, sin tener en qué estribar los pies, se levantó tan en alto, que toda la cabeza sobrepasó a la viga de que pendía, repitiendo por tres veces esta acción, con tal violencia, que tronchó por medio el madero, que diez hombres muy esforzados, a todo su salvo, no lo consiguieran; y dio con los trozos en tierra, pensando cuantos concurrían al lastimoso acto, que se había estrellado del golpe, cuando oyeron, que con alentada voz dijo: Oh Santa María del Pilar, tú seas loada, que el alma me has tornado al cuerpo, verdaderamente, que ya estaba fuera”. Tras este extraordinario suceso el Justicia y los jurados que se encontraba allí acudieron al Comendador de Calatrava suplicando el perdón para el reo. La petición fue concedida y para que quedara constancia del milagro le entregaron al ajusticiado un documento de autenticidad con el que acudió a dar gracias a la Virgen del Pilar a Zaragoza presentándolo en el Santuario donde, según el padre Amada, se conservaba en 1680.


El fraile ahorcado. Otra impresionante pintura de Francisco de Goya con escena de ahorcamiento. Hacia 1810

De estos dos milagros será especialmente recordado por la tradición popular el segundo de ellos apareciendo mencionado posteriormente en numerosas obras de historiadores locales (Taboada 1898, 207).

¿Pero cuando ocurrió el milagro del ahorcado?
Sería interesante conocer la fecha exacta de este sorprendente milagro y su posible relación con el conocidísimo y cercano Milagro de Calanda que tuvo lugar, según la abundante e inusual documentación existente sobre el mismo, el día 29 de marzo de  1640.  La tradición sobre este excepcional e inédito milagro cuenta que, por intercesión de la Virgen del Pilar, le fue restituida a Miguel Pelllicer, un vecino de Calanda, la pierna que le había sido amputada tres años antes en Zaragoza http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=2821

Fresco que representa el momento en el que los padres de Miguel Pellicer descubren la pierna restituida de su  hijo que había sido amputada tres años antes.

El milagro del cojo de Calanda tuvo una  enorme difusión en su época, no solo en España sino también en Europa, y contribuyó de forma decisiva para la obtención de apoyos y financiación en la reforma y construcción de la nueva basílica de Zaragoza.

El mísmísimo rey Pelipe IV besó la pierna milagrosa del calandino Miguel Pellicer

El P. Amada, en su obra sobre los Milagros de la Virgen del Pilar, dice que el milagro del ajusticiado de Alcañiz tuvo lugar cuando esta población todavía era “villa”, lo que implica que tuvo que ser anterior a 1652, año de concesión del título de Ciudad a esta población por el rey Felipe IV.  Así pues, parece probable que el milagro alcañizano tuviera lugar en los mismos años, o quizás poco después, del milagro de Calanda, a mediados del siglo XVII.

Los milagros de Calanda y Alcañiz y la construcción del templo del Pilar de Zaragoza
Cabe preguntarse por qué precisamente a lo largo del siglo XVII se divulgan o tienen lugar milagros tan espectaculares como los que la Virgen del Pilar obró en muchas localidades aragonesas (Amada 1680). En relación con Alcañiz y Calanda es interesante, a este respecto, la información aportada por el escritor Manuel Aramburu en 1766 cuando hace referencia a los inicios de la construcción del nuevo templo del Pilar y al apoyo del Rey Carlos II y de su hermanastro, Juan José de Austria, Virrey de Aragón, para la ejecución del proyecto.

El templo mudéjar del Pilar en 1647 antes de la gran reforma barroca. Pintura de Juan Bautista Martinez del Mazo.

Aramburu destaca que dicho Rey “además de haber librado cuatro mil y doscientos pesos para abrir las zanjas concedió por diez años a la nueva Fábrica los pingües beneficios de la Encomienda de Alcañiz, de la Orden de Calatrava, cuya gracia prorrogó otros 10 años en el 1700, en el que falleció”  (Aramburu 1766, 98). Es decir, la Encomienda aragonesa de Calatrava, bajo cuya jurisdicción se encontraban las localidades de Alcañiz y Calanda, aportó durante veinte años “pingües beneficios” a la construcción del nuevo templo del Pilar. Quizás se justificaran así las cuantiosas  aportaciones económicas y se compensaran los favores y el privilegio de los asombrosos milagros que la Virgen del Pilar obró en tierras bajoaragonesas.


Aspecto de la basílica del Pilar a comienzos del siglo XIX tras la finalización de la reforma barroca


La construcción de la capilla del Pilar de Alcañiz
El principal difusor del suceso del ajusticiado de Alcañiz fue el Padre Faci quien a mediados del siglo XVIII señaló que, tras el milagro del fallido suplicio, se colocó una imagen de la Virgen del Pilar sobre la puerta de la muralla que daba al puente viejo, en el comienzo de la actual calle Mayor (Faci 1739-1750, 312). La entonces puerta principal del recinto amurallado de Alcañiz debió tener una pequeña capilla (siguiendo el modelo de la época de portales-capilla) que era cuidado y mantenido por los vecinos.  El P. Faci afirma desconocer el momento en que la imagen de la Virgen del Pilar fue colocada en ese lugar señalando que  solo se sabe que fue después del suceso milagroso que refiere el doctísimo Amada” y que ya hemos referido antes.

Copia del texto del P. Faci en el que refiere el milagro del ahorcado de Alcañiz

En memoria de ese extraño suceso, y a petición de los vecinos de la zona, se construiría unas décadas después la capilla barroca del Pilar en el  mismo lugar en el que se situaba el patíbulo con la horca. En relación con la construcción de esta capilla se conserva un acta del Ayuntamiento de Alcañiz, fechado el 10 de febrero de 1736 (por cierto, el mismo año del inicio de la construcción de la iglesia barroca de Santa María en esta misma ciudad) por el cual el concejo de la ciudad autorizó la edificación de este pequeño templo junto al puente, así como el traslado al mismo de la imagen de la Virgen del Pilar que hasta entonces se veneraba en la capilla situada sobre la puerta de la muralla.

Grabado de Palomino con la vista septentrional de Alcañiz  realizado en 1779.

Detalle del grabado anterior en el en el que se aprecia perfectamente
 la puerta de la muralla y junto a ella la capilla del Pilar.


El nuevo templete, de estilo barroco, se mantuvo en pie hasta bien entrado el siglo XX existiendo diversos documentos gráficos sobre el mismo. Aunque en su interior se custodiaba la imagen de la Virgen del Pilar el decreto municipal de su aprobación especificaba que no se podía celebrar misa. Su mantenimiento corría a cargo de los vecinos de la calle Mayor.


Aspecto de la capilla del Pilar de Alcañiz a principios del siglo XX



Vista de Alcañiz a principios del siglo XX con la capilla del Pilar situada frente a la calle Mayor.

Tras su demolición completa en los años 30 ó 40 del siglo XX (por motivos que desconocemos) sería sustituido más tarde por otros monumentos conmemorativos que los alcañizanos todavía utilizan cada 12 de octubre para la celebración de la festividad del Pilar.  


Monumento conmemorativo a la Virgen del Pilar en Alcañiz.. Años 90 del siglo XX.


Hace unos años se eliminó el anterior monumento conmemorativo a la Virgen del Pilar
 para sustituirlo por el actual que aparece en la foto


BIBLIOGRAFIA
Amada, J.F. 1680: Compendio de los Milagros de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, Zaragoza.
Aramburu, M.V. 1766: Historia Chronológica de la santa, angélica y apostólica capilla de Nuestra Señora del Pilar de la ciudad de Zaragoza. Zaragoza
De Fuertes y Biota, A. 1654: Historia de Nuestra Señora del Pilar. Zaragoza
Faci, R.A. 1739-150: Aragón, Reino de Christo y dote de Mª Santíssima. Edic. facsímil, Gobierno de Aragón, Zaragoza 1979, 312-31.
Murillo, D. 1616: Fundación milagrosa de la capilla angélica y apostólica de la Madre de Dios del Pilar. Zaragoza
Taboada, E.J. 1898: Mesa Revuelta. Apuntes de Alcañiz. Alcañiz, 207-208.