miércoles, 24 de octubre de 2012

CÁRCELES RURALES Y GRAFFITI CARCELARIOS DEL ANTIGUO RÉGIMEN: EL EJEMPLO DE MAZALEÓN (TERUEL)

En el territorio del Bajo Aragón, y más concretamente en la actual comarca del Matarraña, se ha conservado hasta nuestros días un extraordinario conjunto de espacios carcelarios del Antiguo Régimen (desde finales del siglo XVI al siglo XVIII) que ha sido recuperado y puesto en valor recientemente en una singular e inédita ruta cultural y turística, única en España. Uno de los ejemplos más interesantes de esta “Ruta de las Cárceles del Matarraña” lo constituye el conjunto carcelario del ayuntamiento de Mazaleón compuesto por dos calabozos. El primero de ellos está excepcionalmente conservado y tiene un cepo original de madera mientras que el segundo contiene un extenso panel mural con cientos de graffiti carcelarios.

 
Vista parcial del calabozo inferior de Mazaleón antes de su consolidación


El origen de las cárceles del Matarraña

La mayoría de las cárceles que podemos visitar en la actual comarca del Matarraña fueron construidas a finales del siglo XVI y principios del XVII cuando se edificaron la mayor parte de sus Casas Consistoriales o Ayuntamientos. Estos nuevos y magníficos edificios civiles aparecieron como reflejo del creciente poder municipal que había conseguido liberarse del tradicional sometimiento a las Ordenes Militares y a la Iglesia que gobernaron este territorio y a sus habitantes desde la Edad Media. En estas Casas Consistoriales se adecuaron distintos espacios para ubicar algunas de las principales actividades del municipio: Lonja para el mercado, carnicería, salón de reuniones del Concejo, habitación del escribano, archivo para guardar los documentos y… la cárcel.



Ventana enrejada de una cárcel del Matarraña

Habitualmente las cárceles se ubican en la planta baja de los Ayuntamientos, en espacios reducidos y apenas iluminados y ventilados. Las puertas, con gruesos herrajes y cerraduras, y las ventanas, siempre enrejadas,  son siempre pequeñas y muy sólidas. En el interior de las cárceles, compartimentadas a menudo en varios calabozos, se suelen conservar letrinas y todavía, en algunos casos, cadenas, argollas, cepos y grilletes.


Goya denunció en sus pinturas y grabados las crueles condiciones de los presos de su época.

Las cárceles del Antiguo Régimen en el Bajo Aragón tenían un carácter local y estaban destinadas, sobre todo, a la custodia de los presos hasta el momento del juicio en el que se castigaban los delitos cometidos de acuerdo a los Estatutos criminales aprobados por cada concejo. Su función no era por tanto la de lugares destinados a purgar penas sino algo similar a la actual prisión preventiva. El genial pintor aragonés Francisco de Goya reflejó y denunció en numerosas pinturas y grabados las penosas condiciones de vida en las cárceles de su época documentando fielmente crueles sistemas de inmovilización y castigo.

Vista parcial del conjunto de graffiti del calabozo superior de Mazaleón



La cárcel de Mazaleón

En el Ayuntamiento de Mazaleón se pueden visitar dos de los espacios carcelarios más interesantes y mejor conservados del Bajo Aragón. Uno de los calabozos se sitúa en la primera planta del edificio, junto al hueco de la escalera y, el segundo, en una habitación de la segunda planta. Ambos calabozos se emplazan en el sector occidental del edificio, en la zona correspondiente a la antigua Casa Consistorial construida, probablemente, a finales del siglo XVI o principios del XVII. Este primer edificio sería reformado y ampliado en 1742 adquiriendo, desde entonces, la configuración actual.



Vista general de la facahad principal del Ayuntamiento de Mazaleón. Foto Paco Climent.

Escudo de Mazaleón en la fachada del Ayuntamiento con la fecha de su reforma en 1742. Foto Paco Climent.

Los dos calabozos, sin iluminación ni ventilación al exterior, debieron habilitarse como espacios carcelarios desde la construcción de la antigua Casa Consistorial, si bien los graffiti más antiguos hasta ahora documentados en sus paredes datan de finales del siglo XVII y, sobre todo, del siglo XVIII cuando ya se había construido la ampliación del primer Ayuntamiento.


Detalle de graffiti de la cárcel de Mazaleón

Ambos calabozos parecen haber tenido usos distintos relacionados, probablemente, con la diferente gravedad de los delitos cometidos. En el primero de ellos, de reducido y oscuro espacio, los reos eran inmovilizados por un sólido cepo de madera, mientras que en el segundo disponían de movilidad en una habitación mucho mayor y más cómoda.



Presos en una celda. Pintura de Francisco de Goya....

  
Un impresionante calabozo del Antiguo Régimen intacto

El calabozo de la primera planta del Ayuntamiento de Mazaleón representa un ejemplo,  excepcionalmente bien conservado, de las antiguas cárceles del medio rural aragonés utilizadas entre los siglos XVII y XVIII.  A la siniestra habitación, de unos 8 m2 de superficie, se accede a través de un estrecho pasillo en cuyo fondo se emplaza una pequeña y sólida puerta de madera, con un ventanuco enrejado, que se cerraba mediante un grueso travesaño que todavía se conserva.


Otro magnífico dcoumento de Goya sobre los sistemas de apresamiento en el siglo XVIII


En el fondo del oscuro calabozo se conserva un impresionante cepo de madera que parece no haber sufrido ninguna alteración o reforma durante siglos. En este cepo se podía inmovilizar hasta dos reos al mismo tiempo a través de dos piezas de madera con entalladuras semicirculares simétricas que les apresaban por los tobillos y que se cerraban mediante un grueso candado. También  debían existir, incrustados en el banco, unos travesaños de madera verticales que se utilizarían para amarrar las cadenas y la argolla que se colocaba en el cuello de algunos reos, aumentando así la inmovilización de los mismos.


Aspecto del impresionante cepo de madera conservado en el calabozo inferior de Mazaleón

Los presos considerados más peligrosos deberían permanecer sentados y fuertemente amarrados durante días sin poder liberarse del terrible cepo en ningún momento. Para que los reos pudieran hacer sus necesidades en el mismo sitio se practicaron unos anchos orificios en el banco de madera bajo los cuales se dejarían orinales o bacines para recoger las heces y orines que serían vertidos por el carcelero en la letrina que todavía se conserva en el muro oeste. Parece probable que este calabozo fuera utilizado para encerrar a los acusados de delitos graves y, especialmente, para aquellos detenidos a los que se quería impedir su huida.



Grabado de Goya que refleja fielmente las duras condiciones de los presos del siglo XVIII


 
El calabozo inferior de Mazaleón tras su consolidación y puesta en valor.


El calabozo de la segunda planta

En la segunda planta del Ayuntamiento de Mazaleón se conserva parcialmente un antiguo calabozo del que destaca un gran panel mural totalmente repleto de graffiti carcelarios. El calabozo, de unos 22 m2 de superficie, ha sufrido importantes reformas recientes que han respetado, no obstante, la mayor parte de sus muros perimetrales y, con ello, un extraordinario conjunto de graffiti realizados por distintos presos que permanecieron encerrados en esta habitación entre los siglos XVII al XIX.



Vista parcial del calabozo superior de Mazaleón con el panel de graffiti. Foto Paco Climent.

Sin duda esta cárcel presentaba unas condiciones de habitabilidad mucho mejores que las del calabozo de la planta inferior. La sala es más espaciosa, y debió estar mejor iluminada y ventilada. La propia existencia de los graffiti parece indicar que los detenidos podían moverse libremente dentro del calabozo.



Un conjunto excepcional de graffiti carcelarios

El conjunto de graffiti conservado en uno de los muros del calabozo superior del Ayuntamiento de Mazaleón es uno de los más completos, interesantes y variados de las antiguas cárceles conservadas hasta nuestros días en Aragón. Su presencia constituye un excepcional documento sobre el mundo de las ideas y de su representación espontánea por parte de nuestros antepasados.


El arqueólogo Jordi Rovira en el proceso de calco de los graffiti del calabozo superior de Mazaleón

Los dibujos e inscripciones que todavía se conservan fueron realizados a lo largo de los años por los propios presos encerrados en el lugar practicando incisiones con objetos punzantes sobre el enlucido de cal o yeso de sus ennegrecidas paredes. Entre los motivos representados habrá que destacar especialmente los siguientes:

Siluetas de manos: De los propios presos, en negativo, realizadas extrayendo el enlucido oscuro de la pared. Las siluetas de manos constituyen representaciones históricas de carácter universal que comienzan a aparecer en el arte paleolítico. Su presencia, en este caso, debe relacionarse con la manifestación de las señas de identidad de los propios presos.


Vista parcial de los graffiti del calabozo superior


Armas: Son muy abundantes y variadas existiendo variadas representaciones de armas de uso personal como armas de chispa (pistolas y mosquetes) algunas de las cuales portan el nombre del propietario: Miguel Collado. Junto a ellas aparecen puñales, dagas, cuchillos y espadas, pistolas y armas de fuego de distintos tipos. Su numerosa presencia parece indicar una actitud claramente “belicista” por parte de muchos de los presos encerrados en este lugar (bandoleros, soldados, delincuentes, etc.).


Detalle de graffiti con un amplio repertorio de cuchillos y dagas

Mujeres: Existen algunas representaciones de mujeres, siempre vestidas con amplias faldas y  largos ropajes a través de los cuales se señala de una manera ostensible el sexo femenino mediante la representación de una vulva. No existen otras representaciones de figuras humanas.




Detalle de la representación de una figura femenina con grandes faldas pero marcando el sexo. Foto Paco Climent. 


Representaciones de mujeres, siempre vestidas, en el muro Este del calabozo superior de Mazaleón

Pájaros y barcos: Aparecen dispersos en distintas zonas del panel principal. La presencia de pájaros y distintos tipos de naves es muy habitual en las cárceles antiguas de toda España y, probablemente, su significado puede asociarse con las ansias de libertad de los detenidos.



Detalle de graffiti, con un pájaro a la izquierda y la fecha de 1736 a la derecha

Numerales: Sin duda los numerales o sistemas de contabilidad, representados generalmente mediante series de cortas rayas paralelas verticales sobre una línea horizontal que cuentan el paso de los días, semanas o meses. En ocasiones, estas líneas se hallan seriadas mediantes pequeñas cruces situadas sobre la línea horizontal, generalmente colocadas señalando un intervalo de diez.


Estrellas, pájaros, manos y contabilidades del calabozo superior de Mazaleón.

Juegos: Suelen ser habituales también la representación, mediante dibujos de carácter geométrico, de diversos juegos similares a algunos actuales como el “tres en raya”.

Inscripciones y frases: Se conservan docenas de inscripciones aunque no todas pueden leerse o interpretarse con seguridad. Algunas indican el periodo de encarcelación “Por pesetero estuvo Fco. Vibes preso 12 meses”; Justo Monfrate/Mateu Sibero/ 8 meses; otras inscripciones identifican al autor de los graffiti: “Esta pistola la hizo Joaquín Dolz”; año 1706/ estas dos mugeres/ las yzo Juaquin/ Dolz. Y en otras ocasiones se canta al infortunio y a la vida corrupta de la cárcel: “en esta casa/ entra retiene el .../esconde persigue que ent(ra)/ bien i sale mal/ año de 177(5)”.


Detalle de inscripciones en el panel del calabozo superior

Publicación sobre la Ruta de las Cárceles del Mezquín-Matarraña (2001).



BIBLIOGRAFIA

Benavente, J.A., Burillo, F. y Thomson Mª T., 2001: Guía de la Ruta de las Cárceles del Mezquín - Matarraña. Omezyma. Alcañiz.
Benavente, J.A. (coord), 2001: Guía turística del Mezquín-Matarraña, Omezyma, Alcañiz.
Benavente, J.A., 2003: “La ruta de las cárceles del Matarraña”, Comarca del Matarraña, Colección Territorio, nº 7, Gobierno de Aragón, Zaragoza, 185-186.
Benavente, J.A., Burillo, F., Casanovas, A., Rovira, J. y Thomson, Mª T. 2004: “Les graffiti des prisons du Bas-Aragon (Espagne): un cas exemplaire de patrimonialisation”. Le monde alpin y rhodanien, 1-2 trimestres. Cicatrices murales. Grenoble. 131-144.
Thomson, Mª T., 2003: “Ruta por el patrimonio”, Guía de la comarca del Matarraña, Zaragoza, Prames, Zaragoza, 39-137.


Más información sobre la Ruta de las Cárceles del Matarraña:

viernes, 12 de octubre de 2012

LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE "EL CABO" DE ANDORRA

La necrópolis de El Cabo de Andorra (Teruel) es posiblemente la única necrópolis ibérica del Bajo Aragón, totalmente intacta, que se ha podido excavar en su totalidad en las últimas décadas. A pesar de su pequeño tamaño la necrópolis de El Cabo está proporcionando una interesante información sobre el mundo y el ritual funerario de las primeras fases de la cultura ibérica en el tramo final del Valle de Ebro.



Vista general de la necrópolis de El Cabo de Andorra tras su excavación. Foto S. Melguizo.
 
Un descubrimiento casi fortuito
La necrópolis fue descubierta por nosotros en el año 2000 en el transcurso de las prospecciones realizadas en el entorno del poblado de El Cabo de Andorra. Este interesante yacimiento, situado a apenas dos kilómetros del núcleo urbano de la localidad turolense de Andorra, fue excavado en su totalidad antes de ser destruido por los enormes movimientos de tierra de una gran explotación minera a cielo abierto.



Vista parcial de las excavaciones del poblado de El Cabo antes de ser destruido por la explotación minera a cielo abierto
 
El hallazgo de varios pequeños fragmentos de cerámica a mano en la ladera de un cerro situado a unos 500 metros al sur del poblado facilitó el posterior descubrimiento de varios túmulos muy difíciles de identificar en superficie debido tanto a la espesa cobertura vegetal que los cubría como a la multitud de mampuestos de caliza que afloran en el lugar de forma natural.



Localización del túmulo 1, parcialmente erosionado, tras la limpieza superfcial. La flecha indica la posición de la urna.

 
Situación del poblado de El Cabo (a la izquierda tras ser destruido) y la necrópolis.


Finalmente, la realización de dos campañas de excavaciones arqueológicas en los años 2005 y 2006 confirmó la presencia en el lugar de una pequeña necrópolis ibérica que fue excavada en su totalidad. Aunque hasta el momento se han publicado dos breves informes (Benavente y Galve 2006, 2008) todavía están pendientes la realización de diversos análisis y los estudios del material metálico y de los restos óseos.



Vista general del cerro en el que se ubica la necrópolisde El Cabo.

Vista general del entorno de la necrópolis de El Cabo
 

Una pequeña necrópolis ibérica
La necrópolis de El Cabo está formada por una agrupación de tan sólo 6 túmulos, todos ellos de  planta circular y dimensiones que oscilan entre 1,2 y 3 m de diámetro. Los túmulos fueron construidos mediante un simple empedrado de mampuestos naturales de caliza sin desbastar dispuestos en una o dos hiladas. Su excavación confirmó la presencia habitual de un anillo perimetral de mampuestos gruesos, en ocasiones apoyado o calzado sobre otro anillo de mampuestos más pequeños, con un relleno interior de tierras y piedras siguiendo círculos concéntricos.




Varios de los túmulos de la necrópolis tras su excavación
 
En la zona central de los túmulos se excavó en el suelo un pequeño hueco o loculus en el que se depositaron las urnas funerarias cerámicas cubiertas con un simple mampuesto de caliza dispuesto horizontalmente. De los seis túmulos excavados, tan sólo uno de ellos (el nº 6) no ha aportado urna de enterramiento, en este caso debido, con toda probabilidad, a la destrucción casi completa del túmulo por la erosión.



El túmulo 2 tras los primeros trabajos de limpieza superficial y antes de iniciar su excavación

El túmulo 2 en fase de excavación
 
El túmulo 2 en fase de excavación de las dos urnas halladas en su interior


El túmulo 2 tras su excavación

El resto de túmulos tenían en su interior una sola urna funeraria excepto el túmulo nº II que tenía dos urnas, lo que constituye un fenómeno excepcional en el panorama funerario ibérico del tramo final del Valle del Ebro (Benavente et alii en prensa). El análisis de los restos óseos de ambas urnas permitirá confirmar si se trata de una tumba doble y precisar mejor las características de este inusual enterramiento.


Las dos urnas halladas en interior del túmulo 2 en fase de restauración
 

Las urnas funerarias y su contenido
Todas las urnas recuperadas están hechas a mano y tienen las mismas características: bordes exvasados, cuellos rectos y altos, panzas con carena acusada en la parte central de la pieza, pies anulares, una sola asa y son lisas, sin ninguna decoración. De las seis urnas excavadas cinco presentaban ajuares de metal (bronce o hierro). Tan sólo una, la urna b del túmulo II, no contenía ajuar.


La urna del túmulo 4 en fase de restauración

La excavación en el laboratorio de las urnas ha permitido obtener una microestratigrafía que se suele repetir en todas ellas y que, en líneas generales, está compuesta por dos niveles o estratos:

Urna del túmulo 2 con brazalete
 -        Un nivel superior de relleno de tierras sueltas y cenicientas que ocupa aproximadamente la mitad superior de la urna y en el que aparecen las piezas metálicas. Estas piezas están, en general, muy afectadas por la exposición al fuego, probablemente como consecuencia de la incineración del cadáver que las portaba. Así mismo muchas de estas piezas presentan numerosos golpes producidos posiblemente en el proceso de desmenuzamiento y machado de los huesos incinerados.

-        Un nivel inferior compuesto fundamentalmente por las cenizas y restos de huesos incinerados de pequeño tamaño y muy fragmentados (muy probablemente machacados) formando una masa compacta que hemos conservado en varios casos intacta para la posterior realización de análisis o estudios especializados.



En cuanto a los materiales recuperados merece destacar la presencia de abundante material metálico en el interior de las urnas, principalmente brazaletes, tanto de hierro como de bronce, así como cuentas de collar, anillas y elementos de más difícil interpretación que sin duda formaban parte de objetos más complejos.


Fragmentos del ajuar metálico hallado en el interior de la urna del túmulo 4 

Una excepción a las características generales de la necrópolis es el túmulo IV, de sólo 1,25 metros de diámetro. En el interior de la urna funeraria, se documentó un paquete apelmazado de huesos calcinados y machacados mezclados con fragmentos de bronce, entre los que había un botón, un mínimo de 4 brazaletes y tres anillas.



El túmulo 4 tras la limpieza superficial

El túmulo 4 con la urma depositada bajo la losa central


El túmulo 4 tras su excavación completa

Al mismo tiempo, destaca dentro de los ajuares documentados la ausencia de fíbulas y agujas contrastando, por oposición, la aparición, en prácticamente todas las tumbas, de brazaletes. La tipología de algunos de ellos, así como el botón antes mencionado permiten proponer una cronología de segunda mitad del s. VII o inicios del s. VI aC, cronología coincidente con las cerámicas, pero que sorprendentemente dista de la del poblado próximo de El Cabo, fechado en el s. V aC. Esta extraña disociación cronológica entre poblado y necrópolis se da también en el conocido yacimiento del Coll del Moro de Gandesa (Tarragona).


Singularidad del ritual funerario    
Un elemento destacable del ritual funerario detectado en la necrópolis de El Cabo de Andorra puede deducirse de los restos óseos recuperados ya que todos ellos parecen haber sufrido una intencionada fragmentación realizada con toda probabilidad  después de la incineración del cadáver así como  a su recogida y deposición en el interior de las urnas conjuntamente con los objetos metálicos que debía portar el difunto.


Detalle del paquete de huesos calcinados y machacados en el interior de una de las urnas del túmulo 2

Esta circunstancia parece indicar la existencia y práctica de un ritual funerario estructurado en varios momentos en el que la atención dispensada al cuerpo del personaje parece ser singular. En este sentido, habrá que valorar si el patrón de recogida de huesos, que no parece selectivo, intenta recoger la totalidad de restos quemados o sólo una parte de ellos y si previamente a su deposición en la urna son lavados o no.



El túmulo 3 tras su excavación completa
           
Conclusiones
En conclusión, la necrópolis de El Cabo de Andorra constituye un yacimiento de notable interés para el estudio y la investigación de los rituales funerarios de época ibérica en el área bajaoragonesa. Aunque todavía están pendientes de finalización algunos trabajos y estudios (especialmente los análisis de restos óseos, de tierras del interior de las urnas, dataciones radiocarbónicas, etc.) ya se pueden avanzar nuevos datos e interesante información sobre el mundo funerario de la fase del ibérico antiguo y pleno en este sector del Bajo Aragón.


Vista parcial de la necrópolis tras los trabajos de consolidación y puesta en valor

Por otra parte, la realización de trabajos de consolidación de estructuras, vallado de protección de los túmulos, señalización, puesta en valor y mantenimiento del yacimiento completan el programa de intervenciones sobre el mismo y convierten a la necrópolis de El Cabo en un nuevo punto de atracción cultural y turística para la localidad de Andorra y para la propia Ruta de turismo cultural y arqueológico “Iberos en el Bajo Aragón”.

Protección y puesta en valor de la necrópolis ointegrada en la Ruta Iberos en el Bajo Aragón

BIBLIOGRAFÍA
BENAVENTE, J.A. y GALVE, F., 2006, “Informe preliminar de la excavación arqueológica de la necrópolis ibérica de “El Cabo”, Andorra (Teruel)”, Revista de Andorra, nº 6, Andorra, 21-38.
BENAVENTE, J.A. y GALVE, F., 2008, “Informe preliminar de la segunda campaña de excavaciones arqueológicas en la necrópolis ibérica de “El Cabo”, Andorra (Teruel)”, Revista de Andorra, nº 8, Andorra, 302-310.
BENAVENTE, J.A., FATAS, L., GRAELLS, R. y MELGUIZO, S. (en prensa), “Novedades sobre el mundo funerario en el Bajo Aragón (2001-2011)”. II Congreso Internacional Iberos del Ebro (Alcañiz – Tivissa, 16-19 Noviembre de 2011).