martes, 29 de mayo de 2012

ANTIGUOS CAMINOS CARRETEROS Y RODADAS EN EL BAJO ARAGON

La mejora de las comunicaciones y el transporte ha sido una constante en la historia de la humanidad. Aunque los cambios experimentados en el trazado o en la mejora de caminos y vías de comunicación han sido habituales en los últimos milenios no lo han sido tanto, al menos hasta finales del siglo XIX, en la forma de viajar: los desplazamientos a pie, a lomo de caballerías o en carruajes han sido comunes en todas las culturas durante milenios. En zonas tradicionalmente mal comunicadas y eminentemente rurales, como el Bajo Aragón, se han conservado las huellas de antiguos caminos carreteros. Presentamos algunos espectaculares ejemplos descubiertos en los últimos años.
Trabajos de limpieza de rodadas el yacimiento de Ciudad del Motor 26 de Alcañiz (Teruel)

Huellas de antiguos carros
El tránsito continuado de carruajes y caballerías sobre lechos rocosos en el Bajo Aragón ha dejado, con el paso del tiempo, profundas rodadas y surcos longitudinales, especialmente sobre los paleocanales de arenisca tan abundantes en esta zona. Posiblemente las rodadas más antiguas que se pueden documentar con seguridad en este territorio sean las del poblado ibérico de La Tallada de Caspe en cuyo sector oriental, y junto a un escarpe rocoso, se conserva un pequeño tramo de unos 4,5 metros de longitud con anchos surcos separados por una distancia media aproximada de 130-140 cms (Melguizo 2005, 29).
  
Rodadas de carro en el interior del poblado ibérico de La Tallada de Caspe


También en el conocido poblado íbero-romano del Cabezo de Alcalá de Azaila se conservan en varias calles las huellas de rodadas de carro que indican un eje aproximado de unos 130 cms de longitud. La distancia existente entre los surcos producidos por el paso de las ruedas de antiguos carros, es decir las medidas de su eje, constituye uno de los pocos datos objetivos a considerar para el estudio de este tipo de estructuras aunque sus implicaciones cronológicas no siempre son seguras.
 
Rodadas de carros en el acceso al asentamiento íbero-romano del Cabezo de Alcalá de Azaila


Rodadas y medidas de ejes de carros
Veamos algunos ejemplos: el imponente conjunto de rodadas de carros en los caminos de acceso al yacimiento ibérico de El Castellar de Meca (Ayora, Valencia) presenta una anchura media de los ejes de aproximadamente 125 cms (Broncano y Alfaro, 1990, 195). En el yacimiento ibérico de Los Villares de Caudete de las Fuentes (Valencia) las rodadas conservadas indican un eje de entre 130 y 140 cms (Pla 1980, 48). En la vía romana de Caesaraugusta a Balsione se conservan rodadas de carros que indican un eje de aproximadamente 140 cms (Magallón 1987, 76). En la Redehuerta de Alcañiz se conservan también varios tramos de antiguos caminos con rodadas de unos 130 cms de longitud.   
Rodadas en Ciudad del  Motor-15 con un
tramo de unos 130 m de longitud
 En general, se considera que los ejes de los carros medievales son de menor tamaño que los ibéricos y romanos pero al mismo tiempo también se confirma que estas medidas, entre 110 y 115 cms, son coincidentes en ocasiones con las de carruajes protohistóricos. En definitiva, y en líneas generales, las medidas de las rodadas son variables y poco uniformes pudiendo confirmar que existen similares anchuras de ejes de carros en diferentes épocas (Abad y Sala 2001, 189).

Hallazgos recientes en el entorno de Alcañiz
Los mejores conjuntos de rodadas de carro que hasta ahora conocemos en el Bajo Aragón se localizaron hace unos años, paradójicamente, en el interior del actual recinto deportivo de Motorland de Aragón, al norte de La Estanca de Alcañiz (Benavente, 2005-2006). En esta zona, y siempre en dirección sureste-noroeste, pudimos excavar y documentar hasta cinco tramos con rodadas de antiguos carros.
 
Rodadas en Ciudad del Motor-15 en proceso de excavación

 Una de las zonas documentadas, Ciudad del Motor-15, conserva un tramo ininterrumpido de unos 130 metros de longitud con un carril principal y varias bifurcaciones. La distancia entre los surcos tallados en la roca es de 110 cms. y el radio de las ruedas  (calculado a partir de la profundidad de los surcos en las zonas en las que se comprueba el roce del eje en el suelo) es de unos 34 cms. Se podría deducir, por tanto, que el diámetro de la ruedas (posiblemente macizas) de estos antiguos carros, incluyendo el eje, sería de aproximadamente 80 cms.

Planta de las rodadas existentes en Ciudad del Motor-15

Rodadas y carriles en una misma dirección
No muy lejos de allí, en el yacimiento de Ciudad del Motor-26, se conservan dos sectores con rodadas. En el sector A se documentó un espectacular conjunto formado por cinco carriles que discurren por un lecho de arenisca en una misma dirección. La anchura entre las rodadas de estos cinco carriles es variable: mientras dos de ellos tienen una anchura de 120 cms los otros tres presentan unas medidas de 110 cms.  La presencia de carriles paralelos se explica por el  “agotamiento” de algunos de ellos, cuando los surcos excavados en la roca llegan a alcanzar hasta 34 cms de altura. A esa profundidad el paso queda inservible ya que el eje de los carros roza en el suelo tal como se observa con claridad en los desgastes producidos en algunos tramos.

Al menos cinco carriles discurren en una misma zona y dirección en el yacimiento de Ciudad del Motor-26

Planta de las rodadas existentes en el sector A de Ciudad del Motor-26
  
Rodadas del sector B de Ciudad del Motor-26

Planta y secciones de las rodadas en el sector B de Ciudad del Motor-26


Grabado situado junto al carril del
sectro B de Ciudad del Motor-26

En el sector B se conservan dos carriles paralelos de unos  30 y 40 metros de longitud respectivamente con un trazado que gira hacia levemente hacia el noroeste. La distancia entre las rodadas es de 110 cms. Junto a este camino existe un grabado sobre la roca que representa una triple cruz cuyo origen, probablemente, tenga un carácter apotropáico o de protección para los viandantes. Su posible relación con el camino podría precisar mucho mejor su cronología medieval o moderna.
En el yacimiento de Ciudad del Motor-7 se documentó un tramo de rodadas de siete metros de longitud con una anchura de eje de 110 cms. En este caso la roca fue rebajada manualmente para poder continuar con el paso de carruajes a través de un paleocanal de arenisca creando finalmente un “cajero” tallado en la roca de unos 220 cms de anchura con una profundidad de máxima de unos 50 cms.  Aún se documentan otras rodadas en otros lugares como en Ciudad del Motor-29 con un tramo de unos seis metros de longitud y una anchura de eje de unos 140 cms.
 
Bifurcaciones en Ciudad del Motor-15

Antiguos caminos del Bajo Aragón
El interesante conjunto de rodadas documentado (y conservado) en el complejo deportivo de Motorland de Aragón presenta siempre una misma dirección sureste-noroeste, coincidente con el trazado del Camino viejo de Zaragoza en dirección a Samper de Calanda que estuvo en pleno uso en la Edad media y moderna pero cuyo origen podría ser anterior. De hecho, en nuestra opinión, la principal vía de comunicación en época ibérica y romana entre los asentamientos urbanos del entorno de Alcañiz con el cauce del Ebro debió realizarse a través de la depresión de Valmuel y del camino natural del río Regallo, mucho más accesible que el sinuoso y complicado curso del río Guadalope. Precisamente junto al río Regallo, en dirección al Ebro, se localizan yacimientos de época ibérica y romana tan importantes como el Cabezo del Moro y La Caraza en Alcañiz o La Tallada y Palermo en Caspe, entre muchos otros.

Croquis de la ciudad de Alcañiz con situación de los caminos carreteros y de herradura en 1809
(Servicio Geográfico del Ejército, Madrid).

En conclusión, la mayor parte de estas rodadas parecen haber sido producidas por carruajes con ejes de unos 110 cms de longitud lo que significa una medida algo menor que la documentada en yacimientos ibéricos y romanos del Bajo Aragón y de territorios próximos. Sin embargo, la presencia en esta misma zona de otras rodadas con medidas de 120 y 140 cms de podría indicar el paso de carruajes por este mismo camino en épocas anteriores. Quizá se trate, por tanto, de un camino de origen ibérico o romano que siguió siendo muy transitado en época medieval o moderna.

Ilustración medieval de un carro arrastrado por caballerías




Bibliografía:

 Abad, L. y Sala F. 2001: El poblamiento ibérico en el Bajo Segura: El Oral (II) y La Escuera. Real Academia de la Historia, Madrid.
Benavente, J.A. 2005-2006 (Inéditos): “Informes arqueológicos sobre los resultados de las excavaciones en la Ciudad del Motor (Alcañiz, Teruel)”. Gobierno de Aragón.
Broncano, S. y Alfaro, Mª M. 1990: Los Caminos de ruedas de la ciudad ibérica de “El Castellar de Meca” (Ayora, Valencia). Excavaciones arqueológicas en España, 162. Madrid.
Magallón, Mª A. 1987: La red viaria romana en Aragón. Estudios y Monografías, 3. DGA. Zaragoza.
Melguizo, S. 2005: Iberos en el Bajo Regallo. Iberos en el Bajo Aragón. Caspe
Pla, E. 1980: Los Villares (Caudete de Las Fuentes-Valencia). Trabajos Varios del S.I.P., nº 68, Valencia.


jueves, 17 de mayo de 2012

EL PLANO MAS ANTIGUO DE ALCAÑIZ: UN DOCUMENTO INÉDITO DE 1846

En el presente artículo damos a conocer un interesante documento inédito sobre la ciudad de Alcañiz y su castillo que se conserva en el Centro Geográfico del Ejército de Madrid. Uno de los planos incluidos en este documento constituye, que sepamos, la más antigua representación en planta y en detalle de esta ciudad. Aunque son bien conocidos otros antiguos documentos gráficos como la “Vista septentrional de Alcañiz” de Palomino  (Espinalt y García 1779) o el plano de la batalla de Alcañiz de 1808, ninguno de ellos aporta una información tan fiable y en detalle del antiguo casco urbano como la que aparece en este valioso plano.
 
Detalle de la fecha y firma del documento


El plano y su autor

El documento tiene como título “Proyecto. Nuebas obras en el castillo de Alcañiz para su mejor defensa y distribución de las localidades según las necesidades del servicio” (código de referencia: Ar.F-T.5-C.5-210). En su portada aparece manuscrita la fecha de realización, 20 de julio de 1846, y también la firma de su autor, Manuel Vilademunt,  ingeniero militar zaragozano que realizó entre los años 1846 y 1847 diversos e interesantes trabajos de topografía militar en Alcañiz que daremos a conocer próximamente. A Manuel Vilademunt (1818-1887), que desarrolló una dilatada carrera militar hasta alcanzar el  grado de coronel, se le conoce en Aragón sobre todo por ser el autor de una colección de planos del antiguo palacio de la Aljafería de Zaragoza para mejorar sus fortificaciones (Sobradiel, 1993).

 
Portada y título del Proyecto

Un documento excepcional

El documento que nos ocupa consta de tres planos. Dos de ellos representan el castillo de Alcañiz y su entorno inmediato a escala aproximada 1:300. El tercero, realizado a la acuarela en colores carmín, siena, azul y verde, reproduce en planta la ciudad de Alcañiz a escala 1:2.400. Cada uno de estos planos tiene a su lado una extensa leyenda manuscrita que permite identificar con letras o números las estructuras, edificios, plazas y calles representados. Su elaboración se relaciona con el proyecto de obras de mejora de la fortaleza alcañizana pocos años después de finalizar la primera guerra carlista. Los dos planos del castillo reflejan el estado actual y el reformado de las obras proyectadas. Sin embargo, por lo que parece, estas obras no llegaron a ejecutarse, al menos en lo relativo a las mejoras y construcción de nuevas  murallas, torreones y fosos que aparecen claramente representados con tinta amarilla en el plano del estado reformado y sobre los cuales no conocemos ningún otro dato documental o arqueológico. La inclusión del plano de la ciudad de Alcañiz en este proyecto parece tener más relación con un plano de situación del castillo en su entorno inmediato que con una representación ex profeso del núcleo urbano. A pesar de ello, su valor informativo y documental para la historia reciente de Alcañiz sigue siendo excepcional.

Leyenda del plano de Alcañiz
 
 
El plano de la ciudad de Alcañiz

Dejando para otra ocasión la descripción de los dos planos del castillo comentaremos ahora brevemente el “Plano de la ciudad de Alcañiz” que parece reflejar con detalle y bastante fidelidad el estado del núcleo urbano de esta ciudad a mediados del siglo XIX. El plano tiene un enorme interés y,  además de estar realizado con rigor documental (aunque con algunos pequeños errores), es el más antiguo, que sepamos, publicado sobre Alcañiz. Su estudio y observación detallados permiten confirmar la presencia de muchas estructuras y edificios hace tiempo desaparecidos u ocultos entre construcciones posteriores.


Plano de la Ciudad de Alcañiz en 1846 según M. Vilademunt. Centro Geográfico del Ejército.



Murallas y torreones

Un claro ejemplo del gran valor documental de este plano lo constituye la representación de las defensas de la ciudad. En efecto, todavía se aprecia con nitidez la conservación, en pleno siglo XIX,  en una época de constantes conflictos bélicos, de buena parte del recinto amurallado de la villa medieval. Son perfectamente visibles los 4 torreones de Santiago (el primero de ellos con un torreón gemelo que formaba parte de la antigua puerta de San Jaime) así como el recientemente descubierto quinto torreón del barrio Mazador. A ellos cabe añadir otro gran torreón aislado en el ángulo superior izquierdo del plano (junto al antiguo convento de las dominicas); otros dos posibles torreones a mitad de la actual calle Ronda de Belchite en el cruce con la calle Mazaleón; otro más en la curva de la calle Baja y, por último, otro posible torreón junto al convento de San Francisco.


Detalle de una magnífica acuarela de M. Vilademunt pintada en 1847, un año después del plano que presentamos. Obsérvese el recinto amurallado con aspilleras en la zona del Arrabal, entre los conventos de San Francisco (a la izquierda) y el del Carmen (a la derecha). Centro Geográfico del Ejército.

Puertas en las murallas

Llama la atención también en este plano la representación de las puertas de acceso a la ciudad. Todas ellas (excepto el portal de Herrerías o del Loreto) han desaparecido hace más de un siglo. Además de la citada puerta de San Jaime, se documentan otras dos puertas de origen medieval: una en la actual Subida del Teatro (conocida como portal de San Nicolás) y otra en la actual Plaza Mendizábal (portal de San Antón) (Benavente 2012). Además, aparecen claramente reflejadas otras puertas de épocas posteriores: una junto a la iglesia de San Francisco que algunos historiadores mencionan como “Puerta de Valencia” (Zapater 1704, 480); otra junto a dos grandes edificios o construcciones en la actual Ronda de Teruel, a la altura del antiguo barrio de cantarerías, y, una tercera, más dudosa, junto a la iglesia del Carmen.


Detalle de la zona sur del nucleo urbano de Alcañiz en 1846 con el convento de San Francisco, abajo a la derecha (nº 4), el barrio del Pueyo (nº 29) y el barrio de Cantarerías, abajo a la izquierda, con una puerta.

Estructuras y edificios desaparecidos

El plano refleja asi mismo varios edificios históricos hace tiempo desaparecidos. Entre ellos podemos mencionar las iglesias de San Juan, de la que se observa su cabecera, y la de San Pedro; el gran edificio militar de El Cuartelillo (denominado como Cuartel de caballería); el Palacio del barón de Salillas (o casa del barón, junto al actual casino); los conventos de las dominicas y de San Francisco o las construcciones extramuros anteriormente mencionadas del barrio de Cantarerías, junto a la actual Ronda de Teruel.

El plano refleja muy bien, marcado en color azul, el trazado de la acequia nueva (denominada aquí como acequia del Rebedal) discurriendo junto a los conventos de San Francisco y del Carmen y delimitando, a modo de foso, el recinto amurallado de la ciudad por el antiguo arrabal, en su sector oriental, hasta llegar a la actual plaza de San José desde donde se dirigía al convento y huerto de las dominicas. También se observan tres grandes edificios o construcciones de planta cuadrangular que sobresalen del recinto murado del arrabal (aunque parecen demasiado grandes para ser torreones) junto a la actual calle Blasco, la iglesia del Carmen y el inicio de la calle del Carmen respectivamente.  

Detalle del entorno del castillo de Alcañiz en 1846 con edificios históricos ya desaparecidos: El Cuartelillo (nº8), la casa del barón de Salillas (en el centro, debajo del nº 2) o la iglesia de San Pedro ( junto al nº 19).

Llaman la atención otros muchos curiosos detalles como el  gran espacio vacío, a modo de plaza, en el actual barrio del Pueyo que la leyenda del plano menciona como “Casas arruinadas” o la antigua denominación de la actual Plaza Cabañero conocida entonces bajo el bonito nombre de “Plaza de las circunstancias”.

Un importante documento para investigar

En fin, hay otros muchos aspectos interesantes que, sin duda, pueden extraerse de este valioso documento que hoy damos a conocer en este blog para facilitar su difusión a través de la red. Desde aquí invitamos a los lectores interesados en la historia y el patrimonio del Bajo Aragón a inspeccionar, descubrir y comentar la abundante e inédita información que nos ofrece este antiguo y excelente plano de la ciudad de Alcañiz.


BIBLIOGRAFIA

Benavente J. A. 2012: “Las siete puertas de la villa medieval de Alcañiz”, historiasdelbajoaragon.blogspot.com,  24 de abril de 2012
Espinalt y García, B. 1779: Atlante Español, ó descripción general de todo el reyno de España, Madrid, T. III, estampa 14.
Sobradiel, P.I. 1993: “Intervenciones del Cuerpo de Ingenieros del Ejército en el Castillo de la Aljafería de Zaragoza durante el siglo XIX”, Artigrama, nº 10, Zaragoza, 121-142.
Zapater, P.J. 1704: La Thesorera descubierta y vengada de las injurias del tiempo. Manuscrito inédito. Existe una copia mecanografiada en el Archivo del Ayuntamiento de Alcañiz.

lunes, 7 de mayo de 2012

LA CASA MAS GRANDE DEL POBLADO IBERICO DE SAN ANTONIO DE CALACEITE

El poblado ibérico de San Antonio de Calaceite: ubicación e historia de las investigaciones
El poblado de San Antonio, situado en el extremo meridonal de un elevado y largo cerro a poco más de 1 kilómetro de la localidad de Calaceite, está considerado como uno de los principales asentamientos ibéricos del Bajo Aragón.  Los primeros trabajos en el yacimiento los realizó el calaceitano Juan Cabré que, con tal solo 21 años, excavó entre 1902 y 1903 nueve departamentos en la parte baja del poblado. Tras un periodo de inactividad los trabajos fueron retomados por Pere Bosch Gimpera en 1915 quien finalizó la excavación completa del yacimiento en 1922 (Bosch 1931,77-80)



Vista del cerro de San Cristóbal de Calaceite desde el sur, en cuyo extremo se sitúa el poblado de San Antonio

Fases de ocupación del poblado
En el poblado de San Antonio se distinguen con claridad dos fases de ocupación. La primera, correspondiente a los siglos V y IV a.C., se sitúa en la parte más elevada del cerro y corresponde a un pequeño  poblado de calle central con una treintena de viviendas de planta rectangular que fueron inicialmente protegidas por una pequeña muralla y varios torreones. La segunda fase, fechada en el siglo III a.C., supuso una ampliación del antiguo asentamiento tras la construcción, en una terraza más baja, de una decena de grandes viviendas alineadas y adosadas entre sí que fueron rodeadas por una nueva muralla en cuyo extremo oriental, y protegiendo una pequeña puerta de acceso, destacaba un gran torreón de planta semicircular. Junto a este torreón se acondicionó una gran balsa de recogida de aguas pluviales.



Planta de San Antonio de Calaceite según P. Moret et al. (2006). En color negro el poblado de la fase I (s. V-IV aC). En color azul la ampliación de la fase II (s. III aC). Dentro del círculo rojo el Dpto 5º según la denominación de J. Cabré.



Vista aérea del poblado de San Antonio con ubicación del Dpto 5º. Obsérvese el tamaño de la vivienda en relación con el resto.

El departamento 5º y su excavación
En la zona central de la nueva ampliación se encuentra el denominado Dpto 5º que constituye, sin duda, la vivienda de mayor tamaño del poblado con unos 100 m2 de superficie útil en su planta baja, al menos 7 estancias, un largo pasillo lateral con escaleras parcialmente excavadas en la roca y dos pequeñas entradas de acceso que se sitúan en la parte más elevada de la vivienda, junto a la calle que delimita las dos fases del poblado.

Planta del Dpto 5º con indicación de los espacios interiores, según P. Moret et al. (2006).


Esta gran vivienda fue excavada en su mitad inferior (Espacios E, F y J)  por Juan Cabré entre 1902 y 1905. En un informe de 1908 Cabré escribió: " Dpto. 5º - El más rico en restos arquitectónicos así como en cantidad de objetos. ¡Lástima que la economía forzosa con la que vive nuestro Boletín no me permita presentar los planos y diseños que tengo trabajados de estos residuos interesantes, y también que los objetos salieran tan fracturados” (Cabré 1908, 224). Que sepamos, estos dibujos que menciona Cabré permanecen, a pesar de su indudable interés, todavía inéditos.

En este mismo Informe Cabré señaló: "Al lado de la puerta del pasadizo (se refiere al pasillo lateral) aparecen, no en el suelo sino en la tierra superpuesta, ladrillos-pondus en gran cantidad... y en el interior del callejón crecido número de objetos, sobre todo los que hemos convenido en llamar pondus y fusayolas..." (Cabré 1908, 225). Con toda probabilidad esta breve descripción parece confirmar dos aspectos:
  1. Que la vivienda, en su parte inferior, tenía más de una planta ya que aparecen pesas de telar sobre un relleno de tierra y no en el suelo.
  2. Que alguno de los telares se situaba en el propio pasillo o corredor de acceso de la vivienda

    Algunas de las cerámicas aparecidas en el Dpto. 5º, según J. Cabré 1908

La parte superior de esta misma vivienda (Espacios 11, 12, 13, 9-I y 9-II) fue excavada a partir de 1915 por Pere Bosch Gimpera, del Institut d´Estudis Catalans, quien recuperó, entre otros materiales, tres espadas de filo recto (al menos dos de ellas del tipo del tipo La Tène II) más una punta de flecha de bronce (Moret et al. 2006, 164) lo que supone el mayor número de armas encontrado en una sola de las viviendas del poblado de San Antonio de Calaceite.

Una inusual concentración de armas
El hallazgo de armas en poblados ibéricos es muy poco frecuente ya que lo habitual es su aparición en tumbas y necrópolis (Quesada 1997, 162). El hecho de que en una única vivienda se hallan documentado hasta tres espadas es, por tanto, un hecho muy inusual. Estos hallazgos, unidos a las grandes dimensiones de la construcción, parecen indicar el especial carácter de esta gran vivienda así como su posible ocupación por una familia de rango militar o aristocrático, quizá la más importante o una de las más importantes del poblado.

Vista general del Dpto 5º con sus dos puertas de acceso en primer término.

La reconstrucción teórica de una vivienda singular
La reconstrucción teórica de esta gran vivienda, como suele ser habitual, plantea muchas dudas e incógnitas difíciles de resolver. El intento de su reconstrucción, primero en en dos dimensiones (a partir de una detallada ilustración) y después en tres dimensiones (a partir de una maqueta a escala), ambas instaladas en el Museo Juan Cabré de Calaceite, supone un interesante ejercicio que obliga a plantear e intentar resolver numerosos aspectos técnicos y constructivos.



Dibujo con reconstrucción teórica del Dpto 5º, según F. Riart.


Ambas recreaciones teóricas deben considerarse muy aproximadas ya que no existen datos seguros sobre aspectos tan importantes como la funcionalidad y uso de las habitaciones, la altura del edificio, la existencia de una o más plantas, el grado de inclinación de la cubierta, la presencia de ventanas o aberturas en muros y techumbre, los enlucidos y decoración, el equipamiento doméstico, etc. El hallazgo de pesas de telar, tanto en el pasillo o corredor de acceso como dentro del relleno de desplome del edificio en su zona inferior parecen tener directa relación con la escasa iluminación natural del interior de la vivienda solo posible desde las dos puertas de acceso y quizá desde alguna pequeña ventana abierta en los muros de cierre de las habitaciones situadas en ambos extremos de la misma ya que las paredes laterales son comunes con las viviendas anejas (Dptos 4º y 6º) por lo que la apertura de huecos o vanos para iluminación natural sería inservible.

Vista parcial de la maqueta con reconstrucción teórica del Dpto 5º instalada en el Museo Juan Cabré de Calaceite (Teruel).

Una gran vivienda mal iluminada
De no existir aberturas en la cubierta, a modo de trampillas, todas las habitaciones interiores de la vivienda permanecerían habitualmente a oscuras o escasamente iluminadas por hogares, pequeñas lámparas o por la escasa luz que entraría por las puertas de acceso desde la calle. El humo de los hogares y braseros y la escasa ventilación contribuirían a incrementar la incómoda habitabilidad de toda la vivienda.

Vista de la planta semi-sotano de la maqueta de recreación teórica del Dpto 5º.




BIBLIOGRAFÍA:
Bosch, P. 1931: "Les investigacions de la cultura ibèrica al Baix Aragó", Anuari de l´Institut d´Estudis Catalans, 7, 1921-1926, Barcelona.72-80.
Cabré, J. 1908: "Hallazgos arqueológicos", Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón, Septiembre y Octubre, Tortosa, 214-244.
Moret, P., Benavente, J.A. y Gorgues, A. 2006: Iberos del Matarraña. Rev. Al-Qannis, 11, Alcañiz.
Quesada, F. 1997: El armamento ibérico. Estudio tipológico, geográfico, funcional, social y simbólico de las armas en la cultura ibérica (siglos VI-I a.C.), Monographies Instrumentum, 3, Montagnac.